El norte argentino y Santa Cruz de las Sierras fueron los escenarios elegidos por Yago y la 300 Rally para conquistar los primeros 30.000 kilómetros del desafío. Las inclemencias climáticas y los terrenos agrestes fueron -y son- fieles compañeros como también la inmensidad de los paisajes latinoamericanos.
En lo que va del desafío, la Rallyneta requirió una serie de mantenimientos para poder seguir su tan exigente rumbo. El reemplazo de la batería llegó a los 20.000 kilómetros. Mientras que, 7.000 kms. después, fue sustituído el relay de arranque. En tanto, en la revisión previa a este tramo, el equipo de posventa tuvo que cambiar piñón y retén de la selectora de cambios; y realizar una revisión normal de fluidos, rodamientos (dirección y ruedas) y engrasado del horquillon trasero.
Este último trayecto, previo al logro de los 30.000 kilómetros, tuvo una particularidad ya que Yago viajó con una amiga y, pese a la rigurosidad de los caminos, la 300 Rally demostró solidez y firmeza permitiendo un viaje más llevadero y sin mayores dificultades.
Catamarca fue el primer destino de esta tercera aventura, con paso por el Balcón de Pissis, un punto alucinante que ofrece una de las vistas más lindas de la Cordillera de los Andes. La ruta 40 fue guiando el rumbo y, tras un breve recorrido por Tucumán, Yago y la Rallyneta llegaron a Salta. La provincia norteña fue un verdadero desafío con sus rutas de ripio; su punto más alto, a 4.895 msnm., conocido como Abra del Acay; y sus vertiginosos cruces carreteros.
Tras un descanso en San Antonio de los Cobres y un paseo por el Tren de las Nubes, el equipo tuvo que enfrentar 135 kilómetros de puro ripio que permitió la conexión con Susques, ciudad de Jujuy que cuenta con la capilla más antigua del país, que data del año 1598.
El viaje continuó por las Salinas Grandes y luego, por las curvas de la Cuesta de Lipan, un tramo zigzagueante y empinado de la Ruta Nacional 52 que es un verdadero reto para los pilotos. Purmamarca fue el cuarto destino y kilómetros más adelante, en Maimará, Yago y compañía celebraron el año nuevo. La aventura también cruzó por las yungas jujeñas, un escenario exuberante con variada flora y fauna.
Las rutas 29 y 35 permitieron las próximas conexiones: el Angosto de Jaire y el Angosto de Catre, dos majestuosos escenarios naturales dignos de ser visitados. El camino continuó hacia General Libertador San Martín para empalmar con la ruta 83 y atravesar el Parque Nacional Calilegua hasta el poblado de San Francisco con su característica Fuente del Jaguar.
El trayecto llegó hasta la frontera de Bolivia para cruzar a Tarija, una ciudad imponente que es escenario del Chorro de Marquiri, una catarata en medio de la selva que, actualmente, impacta a propios y ajenos. La aventura finalizó en Santa Cruz de la Sierra donde el tablero marcó los 30.000 kilómetros. Ahora, el rumbo es incierto, pero el objetivo es claro: concretar los 100.000 kilómetros con la 300 Rally, una verdadera todoterreno.